Todos hemos oído aquella frase de "inocente hasta que se demuestre lo contrario", esta frase la aplico a mi apreciación de los que se hacen llamar artistas, dicese de todos aquellos que aparecen en televisión, radio, cine e incluso internet (si llega a ser famoso en este medio), que sean cantantes, pertenezcan a una banda, famosa o no el mojon mental es el mismo, en fin todo aquel que sea conocido públicamente.
La vida de esta gente no es tan glamorosa como parece, solo es glamorosa cuando están las cámaras encendidas, le colocan un micrófono y ya, hasta allí, pero viven en un mundo plástico lleno de aduladores profesionales y sus fans, que serias los aduladores por oficio, donde cumplen una agenda de ciudad en ciudad, bajarse de un avión, entrar a un hotel, hacer la presentación que tienen programado, todo esto escondidos de las personas que quieren tomarse fotos, un autógrafo o una entrevista de los periodistas carroñeros que se aprovechan del mal humor que puedan tener al tener un kilometraje de viaje a cuestas con un descanso que han hecho a duras penas.
Todos queremos tener cierto tipo de fama, ser aceptados, pero en el mundillo de la farándula, a veces me da lastima esa aceptación enfermiza que puedan recibir, esa gente no es libre de hacer lo que quieran, tienen que estar escondidos en esos mundos plásticos que ellos mismos se crean para tener un poco de realidad, nadie puede vivir constantemente con una sonrisa en la cara, nadie puede ser simpático en todo momento, hay momentos que queremos estar solos, y posiblemente eso choque en el momento en que otra persona quiera tomarse la foto, en el momento que otra persona quiera una entrevista y la estrella no quiera hablar porque no este de animo, en ese momento puede pasar por antipático.
Esa antipatía puede convertirse en un habito y ese habito los puede transformar en la persona que nunca soñó ser, un ser que se cree mejor que otros porque aparece en pantalla.
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