Me mude finalmente, después del trauma de llevar cajas, colchones y cachivaches hasta que me dolieran las uñas hasta un piso 10 con ascensor medio dañado trasnochado por el trabajo de la noche anterior y esperando la nueva jornada para la siguiente noche, me mude pasando el mes de diciembre aun desarmando y revisando cajas de lo que realmente necesito en mi rutina y desechando las tonterías que uno cree necesitar o querer.
Adaptándome al olor nuevo, a las escaleras, a la luz y al calor, mientras duermo de día y me vuelvo loco trabajando de noche, siempre respondiendo a la pregunta "¿como haces? no tienes vida social?", esperando a que me instalen el servicio de internet, desempolvando viejas fotos de cuando uno era feliz y no lo sabia, mientras pasa el tiempo y pienso sinceramente y como nunca lo había hecho en que hacer el año que viene.
Entre arbolitos de plástico y casitas de cerámica para el pesebre poco a poco volviendo a lo que los demás llaman normalidad, pero en mi caso no creo que sea normalidad, simplemente es una ruleta loca lo que me toco y que he aprendido a no amargarme mucho por ello mientras va rodando.
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