Esto era lo que nos debieron haber enseñado en las escuelas, ademas de perder el miedo al ridículo, es mucho mas provechoso para todos y nuestros problemas no serian problemas sino retos, no estuviéramos tantos traumas y no tendríamos que toparnos con frustrados que lo que hacen es arrastrarnos con ellos hasta estar en un circulo de quejas y malos pensamientos. No tendríamos que estar levantándonos todas las mañanas con un pesar en nuestras espaldas, respiraríamos con ganas, caminaríamos con energía, dormiríamos cansados pero satisfechos, leeríamos mas, escribiríamos mejor, comeríamos con mas gusto y hasta ejercicio haríamos, estuviéramos mas enfocados en nuestros sueños. Pero nos toco aprender todos los días a decirnos a nosotros mismos que hay que seguir adelante, pase lo que pase, no importa que… todos los días .